Una tipología constructiva característica de la ciudad de Córdoba es la casa patio.
Primero los romanos y más tarde los árabes desarrollaron esta forma urbanística que, posiblemente por su beneficios climatológicos, entre otros, se ha conservado en nuestra ciudad.
Es suficientemente conocida la dimensión sociológica de la casa patio en Córdoba, como influye en la relación y la vida de los vecinos, existiendo numerosos estudios y trabajos al respecto que ponen de manifiesto esta forma cordobesa de vivir que sin duda ha marcado nuestra manera de ser.
Hoy, con la declaración de Patrimonio Intangible de la Humanidad por parte de la UNESCO, los Patios cordobeses se proyectan hacia el exterior, tomando dimensión internacional un concurso que nuestro Ayuntamiento viene celebrando desde hace más de setenta y cinco años.
Yo me crié en un patio de vecinos: en la calle Badanas, la casa Santo Dios, llamada así porque en su fachada se podía leer en unos medallones “Santo Dios fuerte e inmortal Líbranos Señor de todo mal”. Sin duda un antiguo convento. Allí vivían mis abuelos y allí pase mi primera infancia. Un patio empedrado con su pozo, sus pilas comunales para lavar la ropa, incluso una cuadra para animales. En el basto empedrado de ese patio, hoy convertido en restaurante de las bodegas Campos, yo aprendí a andar. Recibí el cariño y la educación de mis abuelos Juan y Juana, de mi tía Encarna que vivía con ellos y sin duda, de todos los vecinos y vecinas que compartían ese patio lleno de macetas con geranios y un grandioso limonero. Durante toda mi vida me ha acompañado el recuerdo de esos vecinos que se alegraban y me besaban al verme como si fueran mi propia familia.

En ese patio de vecinos se daba la relación social seña de identidad cordobesa: se compartía lo bueno y lo malo, la abundancia y la pobreza, lo íntimo y lo público… Pero recuerdo otro tipo de relación que hoy me llama la atención, sobre todo cuando observando las tendencias de la sociedad actual uno puede comprobar que al final poco innovamos, quizás solo modificamos algunas pequeñas cosas sin darnos cuenta de que lo esencial sigue vigente. Me explicaré:
En el patio de la casa Santo Dios se llevaba a cabo diariamente como parte de la vida familiar una relación profesional. Estaban entre otros Paquito el platero y varios chavales aprendices que con los ventanales de su taller abiertos al patio, fabricaban filigrana entre los comentarios y chascarrillos de las vecinas. Pepito y su burro que guardaba en la cuadra, que tiraba de un carro con el que daba portes. Un carpintero que arreglaba muebles y fabricaba sillas. El abuelo Francisco que manipulaba cuerda de pita para reutilizarla. Y mi abuelo Juan, zapatero que fabricaba botos a medida en su mesilla que, durante el buen tiempo sacaba al patio como medida de refrigeración.
Estos profesionales “FREELANCERS” o sea autónomos, compartían espacio y buenas y malas experiencias empresariales. Colaboraban entre ellos utilizando unos los servicios de otros, aprovechando sinergias con las que aparecían nuevas oportunidades de negocio que les proporcionaban conocimiento y les permitía crecer personal y empresarialmente.
La relación que se establecía de manera espontánea en los patios de vecinos cordobeses es el ejemplo vivo de COWORKING, la base del nuevo concepto del trabajo profesional que está apareciendo en la sociedad

occidental actual, del que se dice: “Lo más importante del coworking son las personas. El coworking no es simplemente un espacio compartido, sino una comunidad, la participación colectiva, el espíritu de comunidad y cooperación”.
Resulta que Córdoba, la ciudad de la convivencia entre distintas culturas, es también la cuna del coworking sin saberlo. La casa patio de vecinos.
Coworking El Patio, de Hermandades del Trabajo
La resolución de la crisis económica vivida, de la que aún se siente su efecto por esta tierra, ha dejado como única salida posible al mercado laboral de ciertas profesiones la de dedicarse a ellas por cuenta propia. Arquitectos e ingenieros y otros profesionales tropiezan, al terminar sus estudios, con la gran frustración de no encontrar empresas que los contraten y la imposibilidad de iniciarse como profesionales independientes por falta de recursos.
Hermandades del Trabajo de Córdoba tiene su sede en una casa patio del centro de Córdoba, en la cual cuenta con espacios y equipamiento que en ciertos periodos de tiempo están infrautilizados por la falta de actividad formativa, por lo que hace tres
años puso en marcha un centro de Coworking para facilitar a los jóvenes que se deciden por el autoempleo, el lugar y los recursos tecnológicos indispensables para iniciar su actividad profesional, permitiendo así su desarrollo profesional y personal.
El Centro de Coworking El Patio (esta es su denominación), cuenta en la actualidad con cinco empresas alojadas con un total de doce personas que llevan a cabo diariamente su actividad profesional en nuestras instalaciones. Aloja además a la Joven Orquesta de Córdoba, la Banda Sinfónica de Córdoba y la Orquesta de Plectro de Córdoba, más de ciento cincuenta jóvenes, trabajadores de la música que comparten nuestros locales para ensayos.
Ante el éxito obtenido estamos estudiando la posibilidad de ampliar la oferta de espacios en colaboración con la obra social de una conocida entidad financiera de nuestra localidad.
Esta actividad coloca a Hermandades del Trabajo a la vanguardia de las iniciativas por el empleo en nuestra provincia, dándole el protagonismo que siempre ha tenido y cumpliendo con nuestra labor de promoción de los trabajadores, adecuando nuestra vocación de servicio al mundo del trabajo al nuevo paradigma que antepone el trabajo profesional de nuevos yacimientos de empleo, frente al anterior y hoy raramente sostenible, basado en las grandes empresas.
Creemos que esta es una nueva forma de hacer realidad nuestro Ideario de las Hermandades del trabajo, contribuyendo a la integración sociolaboral de las personas según la demanda de la sociedad actual.
Agustín Rodríguez de Lara
Hermandades del Trabajo de Córdoba